#HistoriasCortasTCE No. 47: “Comunicación-Parte 2”.
Viene de: #HistoriasCortasTCE No. 47: “Comunicación-Parte1”.
Zona
esmeraldífera, Temprano en la mañana.
Cocina de la hacienda La Casona.
En la cocina,
César estaba listo para desayunar y abandonar la región esmeraldífera; pero
antes, tenía que darle algo a Simona.
-César: Simona, tengo que darte algo.
César saca un
fajo de billetes y entregándoselo a Simona le hace una pregunta.
-César: Esto es para Ana. ¿Cómo quedó arreglado el asunto?
-Simona: Bueno, ya convencí a la mamá
para que la deje quedarse aquí, por un tiempo, para que la niña la atienda una
maestra en las tardes y se ponga al día en la escuela, hace rato que no la
mandaban.
-César: ¿Y la madre de Ana puso
alguna resistencia o aceptó tranquila?
-Simona: No te niego que la mujer se
me puso agresiva, nerviosa; no quiere que se la quitemos. Yo supe convencerla, no fue fácil, pero ella
misma se dio cuenta que es mejor que Ana, por unos meses, se quede aquí; mucho
más con el salvaje que tiene ahora como padrastro. La tranquilicé diciendo que lo que tú querías
hacer es cumplir, pues, con tu deber.
-César: Gracias, Simona, ¿crees que
la cantidad de dinero que te di sea suficiente para que le compres ropa, útiles
escolares, juguetes para que no se aburra la niña aquí en la casa?
-Simona: Sí, m’hijo, yo resuelvo con esto.
-César: Bueno, voy a desayunar que ya
me quiero ir. Tengo varias cosas que
hacer en la ciudad, demasiado importantes.
Me muero por llegar ya.
-Simona: Voy a pedirle al Señor, que
te vayas en paz y que te llene de sabiduría.
Pero acuérdate, César, “El principio de la sabiduría es el temor de
Dios” (Proverbio 1, 7), respetar, amar cumplir su voluntad. No hay manera que podamos huir de la voluntad
del Señor y de lo que Él manda, Él es un Dios de orden.
-César: ¿Y a qué viene todo eso,
Simona? Eso suena más a regaño que a
despedida. Qué, acaso piensas que me
estoy portando mal...
***
Ciudad
Capital. Mansión de los De las Casas,
Recámara de Mercedes.
Mercedes
hablaba con su madre y su amiga Nicole.
La hermosa ex reina de belleza estaba al borde del colapso, tendida en la
cama, con la pierna y brazo inmovilizado por el accidente y bajo cuidados.
-Mercedes: Parece que al señor
Rosales se le olvidó mi existencia. El
muy desgraciado me tiene en ascuas, pero ya verá cuando regrese. ¡Tienes que ayudarme, mami, no puedo con
esto!
Con su típico
tono altanero, la madre de Mercedes le responde:
-Doña María del Pilar: ¡Cuándo no te
resuelvo la vida, Mercedes! Lo que voy a
hacer es ir a la casa de los Rosales, tengo el presentimiento que ahí voy a
sacar algo de información. Me retiro
entonces...
-Nicole: Hasta luego, Doña María del
Pilar. Y tú, Merceditas, no te pongas
triste, ya verás que César te llama hoy.
Mira, te traje un regalito, cortesía de la boutique de la esposa de mi
papi.
-Mercedes: Tan divina ella, qué
finura la de esa mujer. Nada como la
madrastra de Irene, esa mujer vulgar que desentona tanto con nosotros.
-Nicole: Qué puedes esperar de esa
tipa corriente, borracha y con complejo de reina de pueblo. No hay fiesta donde esa mujer no termine
bailando sobre una mesa.
-Mercedes: Y qué me dices de los
carnavales allá en la costa, la mujer siempre se sube en primera fila a las
carrozas cual reina electa. Es una
ridícula, y todas esas cosas que se echa encima, esos colores tan llamativos
que usa; supuestamente quiso ser artista en sus años mozos, ¡qué horror! Claro, con el apellidito tan corriente que
tiene. Pero bueno, qué se va a hacer.
-Nicole: Por eso Irene es como es,
creció con tal mal ejemplo. Aquí entre
tú y yo, la de novios que ha tenido la niña.
Lamentablemente, no es como nosotras.
-Mercedes: “Nic”, nosotras sabemos
darnos nuestro lugar y si no nos lo dan, lo recuperamos a fuerza. Mírame a mí,
César piensa que puede jugar conmigo, pero yo lo conozco mejor que cualquiera.
-Nicole: Merceditas, por qué no te
buscaste un novio más tranquilo, como mi Ramiro.
-Mercedes: Nicole, César es un hombre
que sabe cómo trabajarla a una. Él te
envuelve, es ingenioso, sabe convencer; es como una droga, te va llevando al
éxtasis, no puedes dejarlo ir. Cuando ya
está metido en tu sistema, haces lo que sea para retenerlo; te obsesionas con
su fuerza, con su pasión, con su insistencia y sabes por qué puede hacerlo,
porque él es un obsesivo de primera...
Cuando quiere algo, no se detiene y de alguna manera, te ata a eso, a
esa persistencia.
Melissa G.
Continúa en la siguiente #HistoriasCortasTCE
No.47-Parte 3......
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Esta #HistoriaCortaTCE incluye
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