#HistoriasCortasTCE
No. 17: “EL Amigo del Zar de las Esmeraldas-Parte 1”.
Bogotá. Instalaciones de GEMAS GENERACIÓN ROSALES,
S.A. Presente.
Ernesto había tentado a su padre Don Fabriciano Rosales a caer en la
peor de las mortifiaciones que podía sentir en esos momentos: Alarmarse por la
estabilidad de la boda entre César y Mercedes.
Con complacencia, Ernesto observaba cómo Don Fabriciano hablaba alterado
por teléfono con su hijo César. Fabriciano
decía en voz alta en su oficina: -¡César, m’hijo, cómo está eso que te
peleaste con Merceditas si estas a pocos días de casarte con
ella!........¡Pero, m’hijo, si todo salió publicado en una de esas revistas de
chismes que tanto me molestan verlas, son puras cosas de viejas lavanderas,
pero bueno...!
Por su parte, César en su oficina en Gemas Generación Rosales, S.A. trata de responderle a su padre por
teléfono. Con molestia reflejada en sus
ojos verdes, César, el llamado “zar legal de las esmeraldas”, dice: -Papá, papá, cálmate, yo no sé de dónde
sacaste eso, pero nada de lo que me dices es verdad.....César escuchó la
respuesta de su padre, quien no se convencía del todo: -¡Pero, m’hijo, ya te
dije que salió en una de esas revistas de chismes que leen las viejas ociosas
como tu mamá en el salón de belleza! César muy directo: -¿Papá, se puede saber quién te comentó
sobre esa revista donde salió publicada esa mentira? Fabriciano serio responde: -M’hijo, estaba
aquí reunido en la oficina con tu hermano Ernesto y él me comentó que por
casualidad había visto esa revista en la sala de espera de la oficina de un
ejecutivo bancario con el cual se entrevistó para buscar financiamiento en un
futuro; tú sabes, para lo de los proyectos de ampliación de la empresa. César con molestia, decide terminar la
conversación, no sin antes dejarle claro a su padre las intenciones tras el
comentario de Ernesto: -Mira, papá, yo no sabía que Ernesto ahora nos
resultó lector asiduo de revistas de chismes, pero creo que en lugar de
preocuparte por mi boda con Mercedes, deberías preguntarte qué hacía Ernesto
encargándose de algo que nadie le había ordenado, ¿o acaso tú le pediste que
fuera a buscar financiamiento? ¿Don Enrique ha retirado su palabra de apoyarnos
a través de sus bancos? Fabriciano sorprendido,
dice: ¡N’hombre, no, m’hijo, Quique sigue firme en apoyarnos, si es tu
suegro, por Dios! Ernesto quiso ir por su cuenta para averiguar otras opciones,
eso es todo.....César por las palabras que dijo su padre, sólo agrega: -Ahí tienes tu respuesta, papá. Que tengas
buen día. César con molestia cierra
el teléfono y su rostro evidencia un cansancio que delataba el hastío por la
constante intriga de su hermano Ernesto.
Tras
todo ese incidente, César abandona las instalaciones de su empresa: Gemas
Generación Rosales, S.A y se dirige a un restaurante bar de la localidad. En el interior del mismo, en la barra de
lugar, lo esperaba su amigo y abogado: ARÍSTIDES KOSMAS. Arístides era contemporáneo de César, un
hombre en sus cuarenta, atractivo, de personalidad madura y de raíces
griegas. El evento más fuerte en la vida
de Arístides había sido la pérdida de su esposa años atrás y sin duda alguna el
tesoro más preciado que tenía eran sus dos hijas Carmen y Grecia, las cuales
habían crecido, dejando de ser unas pequeñitas para encaminarse hacia la
adolescencia. Todas las circunstancias
de la vida de Arístides habían forjado en él un carácter metódico, analítico,
equilibrado; precisamente las características que colaboraban a entender y
aconsejar de mejor manera a su amigo César.
Tomándose un trago, Arístides divisa de lejos a César entrando en el
restaurante. Con paso acelerado y
expresión de molestia, César llega hasta su amigo y de una vez comienza a
descargar su ira por lo que había hecho su hermano Ernesto:
-¡Como ya te había dicho, el payaso de
Ernesto ahora resultó ser supervisor de prensa; le vino a decir a mi papá que
había leído una noticia de problemas entre Mercedes y yo! ¡Qué te parece, qué
te parece, Arístides!
Arístides
con toda la calma del mundo le responde a César: -Ay, hermano, me pones en un dilema, porque
te hago la siguiente pregunta: Ese rumor
de problemas entre tú y Mercedes es un chisme o una realidad. Porque a mí me consta que sí hay problemas,
siempre ha sido así, la cosa es si hubo forma de que se infiltrara esa
información a la prensa, porque hasta ahora los dos han sabido posar muy bien
ante las cámaras, ¡toda ha sido felicidad hasta ahora para el público...!, pero
ésa no es la verdad. Por qué no mejor me
cuentas, César, qué es lo que está pasando, para poder ayudarte. Mire, le pido un trago y mientras tanto usted
comienza a desahogarse. A ver, cuente,
que lo escucho.....
César toma aire y exhala para calmarse, a la par que comienza a
sincerarse. -Bueno, Arístides, Mercedes ya me había comentado algo. Salió una foto en una estúpida revista de
chismes sociales y del espectáculo donde aparentemente, me cansé de posar y me
captaron en un momento de genuino fastidio.
Mercedes me reclamó, tuvimos una buena pelea por eso, pero fue una
tontería. Todo fue por salir con ella
una noche en la que estaba cansado, pero ella insistió e insistió y yo accedí
para que se terminaran los reclamos de siempre.
La estrategia fue mala, porque al final el cansancio me ganó y salí con
cara de pocos amigos en la dichosa publicación. Eso fue todo.....
Arístides había escuchado cada
palabra de su amigo César con atención y hasta preocupación. Encontrando las ideas más precisas para la
situación, decide recomendar lo siguiente: -César, hermano, yo creo que
usted debe terminar con esa molestia que siente por casarse y comenzar a ver
todo más objetivamente. Mira, ya son
muchos años a lado de Mercedes y deben comenzar a resolver sus diferencias. ¡César, te vas a casar, no te van a fusilar! César permitiéndose un chiste irónico mientras
tomaba su trago, dice: ¿Es que acaso no es la misma cosa casarte y que te
fusilen? Arístides ante el comentario, afirma: Bueno, César de qué estamos hablando aquí,
¿acaso no te quieres casar con Mercedes?
Los ojos verdes de César, el “zar
legal de las esmeraldas”, expresaron su asombro, ante la súbita pregunta que
Arístides le hizo. La respuesta, mostraría
la verdad de sus sentimientos, que sus ojos acababan de confesar.
Continuará en la próxima #HistoriasCortasTCE No.17-Parte 2…..
Melissa G.
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