#HistoriasCortasTCE
No. 14: “Mariposas en las Esmeraldas”.
Zona esmeraldífera. 30 años atrás.
En el interior de la cantina de
la zona esmeraldífera, Fabriciano se negaba a la propuesta que el abogado y
contrabandista de esmeraldas: Honesto Vargas, le hacía. El joven ex minero con ímpetu le decía:
-¡Honesto, carajo, no puedes pedirme esa vaina, cómo se te ocurre que voy a
robar las joyas de la difunta Doña Matilde de De la Vega! ¡Una cosa es que no
soporte a Don Nicanor, otra que me meta con las cosas de una muerta, que en paz
descanse! Honesto buscó rápidamente las palabras más convincentes para envolver
al torpe Fabriciano: -Amigo, sé que te parece un poco descabellado mi
propuesta, pero es que quizás todavía no comprendes todos los derechos que te
ganaste al casarte con la hija de Don Nicanor, con Nidia De la Vega. Verás, Fabriciano, Nidia es lógicamente la
heredera de la colección de joyas con esmeraldas de la difunta Doña Matilde,
por ser su hija mayor. Ahora bien, si
Nidia es la dueña de esas maravillosas piezas, tú al ser su marido, tienes
derechos sobre esas pertenencias, sobre esas joyas, porque el hombre tiene que
mandar sobre las cosas de su mujer, ¡o no, mi buen, Fabriciano, je, je! El
joven ex minero y ahora hombre importante de la región apoya la opinión de
Honesto: -¡Pues sí, eso es verdad, yo debo mandar sobre las cosas de Nidia,
porque total, ella no sabe nada de la vida, todo lo tuvo fácil, no como yo que
nací en la miseria y aprendí a trabajar desde niño en una mina! Honesto viendo que Fabriciano había caído en
la telaraña de la tentación, dice complacido y con don de convencimiento: -Así
es, Fabriciano, eres tú el que tiene la capacidad de sacarle el mejor provecho
a la colección de joyas con esmeraldas de Nidia De la Vega: tu mujer. ¿Ella qué haría con todas esas joyas,
Fabriciano? Seguro que lucirlas en cuanta fiesta y evento social y ya, ¿pero tú
qué sacarías de todo eso? Nada y no tiene por qué ser así. De seguro que Don Nicanor no te habrá
explicado tus derechos sobre esas joyas, ¿o me equivoco?
Tragando otro vaso de aguardiente y muy
enojado, Fabriciano dice casi gritando:
-¡NO, NO ME DIJO NADA, ESE DESGRACIADO DE NICANOR NO ME DIJO NADA DE
ESO! Honesto con una sonrisa maliciosa
añade: -Pues estuvo muy mal de su parte, porque su suegro le dio a él la
bienvenida a la familia Altamira con todos los lujos y comodidades y lo instaló
en La Casona como amo y señor; lo que sucede aquí es que Nicanor te quiere ver
a su sombra, no te quiere dejar mandar sobre las cosas a las que tienes
derecho. Sabes que hablo con
conocimiento, si soy tu abogado, necesitas ahora más que nunca un abogado como
el hombre de dinero y poder que eres.
Fabriciano con prepotencia, mostrando más su ignorancia que otra cosa,
dice: -Sí yo sé eso, yo sé que los millonarios como yo tienen abogados como tú,
Honesto. El ambicioso contrabandista y
hombre de leyes, dice: -Para eso estoy
aquí, Fabriciano, para velar por tus intereses y por eso, te hice la propuesta
que tanto te alarmó innecesariamente. Lo
que está pasando aquí con la colección de joyas con esmeraldas de Doña Matilde,
es que te están prohibiendo su acceso para que puedas tomar una decisión sobre
ellas, y qué mejor decisión que venderlas y quién mejor que tú para decidirlo y
quién mejor que yo, para hacerte los contactos necesarios de manera de obtener
la mejor oferta posible. Piénsalo,
Fabriciano, al vender esas joyas, vas a hacerte de tu propio capital y lo
necesitas, porque Nicanor De la Vega sólo te dará migajas, hasta el día que
puedas sacarlo del poder, del manejo de la mina La Própsera y de la hacienda La
Casona. Te prometo conseguirte los
mejores compradores del mundo, que a su vez te servirán como contactos que necesitas
ir cultivando como hombre importante del país.
Esto no lo vamos a hacer como en los tiempos de antes, no me voy a poner
a vender las joyas con esmeraldas de Doña Matilde por las calles de Bogotá;
esto lo vamos a hacer a nivel de una sociedad entre los dos, siendo tú el jefe
y yo el empleado. Voy a lograr que te
reúnas con los hombres más importantes del mundo, en los restaurantes y clubes más finos posibles,
para las negociaciones y ventas. Por ti,
crearé una cuenta en un banco en el extranjero, en dólares, para ir depositando
las ganancias. Sólo tienes que entrar al
cuarto de Doña Matilde e ir sacando una a una, las joyas. Qué tal si empezamos por un broche en forma de
mariposa, todo de esmeraldas, que tenía Doña Matilde.
Es una joya fácil de reconocer entre tantas
que debe haber en esa habitación, aunque no debe ser la única con ese motivo,
porque a la difunta esposa de Don Nicanor, le encantaba las mariposas azules de
la región, pero como su marido administraba la mina de esmeraldas más ricas de
la zona, se le antojó hacer mariposas de color esmeralda y su deseo fue
complacido de inmediato, creándose toda una serie de piezas especiales con ese
tipo de diseño. ¿Fabriciano, crees que
podrás sacar ese broche de mariposa hecho con puras esmeraldas......?
Fabriciano tomó otro vaso de
aguardiente antes de contestar. La
brillante mirada de Honesto que denotaba su ambición, logró convencerlo. Dando un golpe a la mesa al colocar el vaso
con alcohol que había ingerido, dijo con decisión: -¡Lo voy a hacer, Honesto,
voy a tomar lo que es mío por derecho!
Honesto agrega: -Es que así debe ser.....Fabriciano tras decidirse,
pregunta con inseguridad: -¿Pero cómo voy a hacer para entrar al cuarto de Doña
Matilde? Ese cuarto siempre está cerrado, Nicanor lo cuida como si fuera una
vaina sagrada y además, Doña Pedra: la mamá de Simona, guarda la llave de ese
lugar más que a su Biblia. Con Simona no
puedo contar, ella es mi amiga, pero antes que eso, se siente que le debe mucho
a Nicanor, por ser su jefe. Honesto
rápidamente le sugiere una solución a Fabriciano: -Si ese cuarto es custodiado con tanto
cuidado, debe también dársele mantenimiento constante; es decir, en algún momento
se entrará ahí para limpiarlo, acomodarlo, sacudir las pertenencias. Fabriciano dice ante el comentario: -Eso es
verdad, Honesto, siempre le ponen flores frescas y de vez en cuando he visto a
una muchacha que limpia en la casa, entrar por órdenes de Doña Pedra, a
quitarle el polvo y la mugre a las cosas de la difunta Doña Matilde. Honesto sonriendo, dice: -Entonces, ahí
tienes tu respuesta y hasta tu llave.
Sigue a la muchacha que hace la limpieza por órdenes de la ama de llaves
y lo demás que tengas que hacer para lograr que ella te deje entrar en el
cuarto.....je, je, je, te lo dejo a tu imaginación como conquistador.....ja,
ja, ja. Honesto le dio una palmada en la
espalda a Fabriciano y brindó con otro vaso de aguardiente con él: -¡A la salud
de las esmeraldas, mi buen amigo y jefe! ¡SALUD!
A la mañana siguiente en la hacienda La Casona, Fabriciano se levanta
muy temprano y camina en dirección de la habitación de Doña Matilde. Como una trampa puesta por la tentación, la
muchacha de la limpieza había decidido entrar al cuarto para la rutina de
mantenimiento del lugar. Sacando una
llave dentro de un juego de varias, ella se disponía a entrar, pero la mano de
Fabriciano detiene la puerta y él se acerca con dotes de conquistador que
acostumbraba a usar desde que las mujeres despertaron de muy chico, tentaciones
y deseos en él. –Manuelita, tan bonita
como siempre......La muchacha sonrojada, dice: -Ay. Don Fabriciano, buenos
días, cómo le va.....Fabriciano con una sonrisa y sus ojos celestes, responde:
-Muy bien, pero tú mejor......Manuelita sólo ríe y baja su mirada. Fabriciano continúa con la conquista: -No,
Manuelita, no me quites esa carita tan bonita que tienes, siempre te he visto
por aquí, desde que era un minero y mi mamá planchaba para la hacienda, pero
ahora soy el patrón, ¿o no? Manuelita asienta con la cabeza, Fabriciano
prosigue con el plan: -Al patrón se le obedece, Manuelita y el patrón quiere
darte un besito......Manuelita con los ojos desorbitados, no supo qué
responder. Fabriciano se acerca a ella
como si fuera a besarla, pero se detiene y dice: -Pero mejor sería que nadie
nos viera, ¿qué tal si abres esa puerta rápido, para estar solitos? Manuelita pareció no querer desperdiciar la
oportunidad por nada del mundo y corrió a abrir. Dentro de la habitación, con la puerta
cerrada, Manuelita prácticamente se abalanza hacia el joven Fabriciano, a lo
cual él la detiene y le dice: -¡Déjame, Manuelita, vete, sal de aquí, déjame
solo! Manuelita con asombro dice: ¡Pero, Fabriciano......! Fabriciano con
firmeza, dice: ¿Quieres que le cuente a todo el mundo que querías conquistar al
patrón, al esposo de la niña Nidia? ¡No, verdad, así que lárgate, deja la
puerta sin llave y vete, pero ya!
Manuelita sale corriendo, casi llorando también. Fabriciano con la puerta cerrada, dentro de
la lujosa habitación, se detiene un momento
a pensar. Había hecho algo muy indebido
por las razones equivocadas; ni él debió intentar seducir a una inocente
empleada e incluso no lo había hecho movido por un deseo incorrecto, sino sólo
por cumplir con la petición de su abogado Honesto Vargas. Fabriciano se dice a
sí mismo: -Qué estoy haciendo......
Melissa G.
Novela, historia, cuento, relato, historia corta, esmeraldas, tentación, joyas, cantina, hacienda, recámara, Doña Matilde, mariposas, tentación, lectura, leer, qué leer, Melissa Guardia, Colombia, zona esmeraldífera, aguardiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario