El inicio de la Historia: Búsqueda.

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Una foto y un escándalo que evitar; lo demás no es tan simple a la vista.

jueves, 15 de enero de 2015

#HistoriasCortasTCE No. 16-Parte 1: “La Suerte de las Esmeraldas”.


#HistoriasCortasTCE No. 16-Parte 1:  “La Suerte de las Esmeraldas”.


Bogotá.  Instalaciones de GEMAS GENERACIÓN ROSALES, S.A. Presente.


    Don Fabriciano Rosales se encuentra con su hijo Ernesto cara a cara por los pasillos de la empresa de esmeraldas Gemas Generación Rosales, S.A.  Ernesto era un hombre pasando sus treinta y cinco años, atractivo, de cabello y ojos oscuros, sarcástica sonrisa y brillo de ambición en su mirada.  Quizás el rasgo más fuerte en Ernesto era su sagaz inteligencia.  A pesar de todo esto, para Fabriciano ser el padre de Ernesto hasta ahora no había sido una ventaja personal dada su propia ambición, por el contrario, ese hijo había sido para él una carga sobre sus hombros.  Con desagrado, Fabriciano escucha el irónico saludo de Ernesto: -¡Cómo amaneces, papá, dado que hace rato no se te ve por ninguna parte! Fabriciano toscamente le responde a su hijo: -¡QUÉ TE IMPORTA! Ernesto sonríe como sólo lo sabía hacer él y esconde sus sentimientos tras una contestación indiferente: -Como quieras.....ah, necesitamos hablar, tengo que ir a la mina La Próspera.....No, no, no, papá, no me mires así, no es por capricho que quiero abandonar la empresa, es por pedido de César, alias tu hijo preferido.  Como él anda ahora queriendo ser joyero, alguien le dijo que podía serlo, yo no, la mina está siendo descuidada, al igual que su producción; así que hay que mandar a alguien y quién mejor que yo que sé cómo funcionan las cosas.  Fabriciano sólo aprieta su cara en son de molestia, para luego añadir toscamente: -Está bien, ve a mi oficina en cinco minutos; total, hay algo que tengo que decirte.  ¡Y no te demores que yo no tengo tiempo que perder, carajo! Ernesto sonríe y dice: -No te preocupes, papá.
    Tan pronto como Fabriciano desaparece de la vista de Ernesto éste parece entender por adelantado lo que su padre quería decirle en privado.  Su expresión confiada cambió a consternación, pero rápidamente su mente comienza a trabajar en sus opciones.  Si Ernesto en lugar de ser un ejecutivo heredero de un imperio de esmeraldas  fuera un minero, sin duda alguna sería uno de los trabajadores más astutos, de juego sucio y amante de romper las reglas de compañerismo y solidaridad en nombre de la supervivencia.  Ernesto dentro de una mina no laboraría para encontrar una esmeralda, sino para quitársela a quien que se haya jugado la vida para encontrarla.  Él sería de la táctica de esperar a que alguien casi saliendo del túnel con una bella gema de color verde se tropezara con una trampa colocada por él, para quitarle la esmeralda.  La realidad era que las armas de Ernesto no eran una navaja o algo con filo usado en la oscuridad de un túnel para arrebatar lo que no había conseguido con esfuerzo propio; sus armas eran propias de la comodidad del dinero y de las influencias y poder dentro de un negocio tan tentador como el de las esmeraldas.

     Ernesto camina rápidamente hacia su oficina y en la privacidad de la misma toma su celular, para llamar a uno de sus contactos: Cynthia.  Marcando un número internacional, Ernesto le da unas rápidas indicaciones a una mujer que no sólo compartía con él una relación meramente pasional, sino también llena de ambición. –Cynthia, dentro de unos diez minutos llama al celular de mi papá y hazte pasar por la secretaria del gerente del casino del hotel “Royal Bogotá”.  Le vas a decir que lamentas mucho que lo hubieran alarmado por el pago de la deuda de su hijo Ernesto, pero que no es necesario que él se sienta comprometido de ninguna manera, que ya han tenido respuesta de mi parte y que el asunto está bajo total control del casino.......


    Perdiendo la paciencia Ernesto da a conocer la furia que también podía tener, dejando a un lado su ironía y burla en su hablar: ¡YO NO TENGO TIEMPO PARA REPETIR NADA, CYNTHIA, ASÍ QUE MEJOR QUE HAYAS AGARRADO LA IDEA Y HAGAS EXACTAMENTE LO QUE TE PEDÍ!  Ernesto se calma para pasar a decir una de sus ideas metódicas y altamente analíticas, mostrando la otra faceta de su personalidad, capaz de ir de la ira a la calculadora frialdad.  –Cynthia, tienes que entender que esto no es un asunto de repetir como un papagayo, sino de entender cómo funcionan las cosas.  Todo es dar un buen golpe de suerte.  ¿Cómo crees que un tallador de esmeraldas saca el brillo de una piedra? En términos muy sencillos para que puedas entenderme, todo se trata de tomar una acción rápida, pensar en un segundo y que la suerte esté de tu lado.  Es como escoger un número en la ruleta de un casino.....Cynthia ante las palabras de Ernesto, añade:  Ah, ya, como cuando te vas a jugar al casino....Pero, bueno, Ernesto, tú no siempre ganas en la ruleta, por algo estás endeudado hasta la zapatilla...


    .La ironía de Ernesto tuvo su respuesta para la torpe Cynthia:  -Sabes, Cinthya, lo malo contigo es que lo que tienes de tentadora, lo tienes de bruta......Cynthia reclama:  ¡Ey, qué te pasa, Ernesto, cómo me dices eso! Ernesto enfático termina la conversación, no sin antes envolver a su cómplice:  Cynthia, lo que dije es por tu bien, yo te conozco, pero no te puedes quejar de mí, entre tu hermana y tú te escogí a ti porque eres mucho más bonita y con más agallas.  Ahora haz lo que te digo.  Cynthia antes de cerrar la llamada, dice: -Está bien.  Ernesto concluye la conversación, esperando que la suerte lo acompañara como acompaña a una esmeralda deseosa de quedar brillante por la talla.



Continúa en la siguiente #HistoriasCortasTCE No.16-Parte 2…..

Melissa G.

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