La 3º historia corta trata del ex minero Fabriciano Rosales, el padre del
protagonista de la historia: César, de quien puedes conocer más en la #HistoriasCortasTCENo. 2.
#HistoriasCortasTCE No. 3: "El anillo de esmeraldas de Fabriciano".
El nombre de Fabriciano dominó y se ganó un
espacio especial en esta historia. Las personas que han leído la novela lo
perciben de la misma manera. Es quizás demasiado osado adelantarse a predecir
qué pensarán los demás sobre un personaje, sin todavía haber tenido la historia
entre sus manos, pero tal vez lo que sucedió fue que desde un principio
Fabriciano tuvo esas pequeñas piedras de color verde que valen tanto, esas
esmeraldas, a su alcance. Él era un niño minero en la zona de esmeraldas
colombianas, él caminaba por los ríos tratando de encontrar entre la tierra
negra que arrastraba la corriente alguna esmeralda que se hubiera escabullido
de las manos de mineros de más edad o de mujeres que también se aventuraban a
encontrar una piedra que les cambiara la vida. Siempre tuvo que sobrevivir,
Fabriciano siempre tuvo que encontrar una salida, fuera como fuera y aprendió la
ley que gobierna en las minas: Que no existe ley alguna. Dentro de una mina, se
sale hasta por encima de la vida de otros. Que un niño aprenda esa lección,
hace de él el hombre que llegó a ser Fabriciano Rosales.
Hoy día Fabriciano es el presidente de la
empresa de esmeraldas más importante de su país. Administra la explotación de
un productivo yacimiento, al igual que se dedica a la exportación y
comercialización en general. Es un hombre de poder. Como es de esperarse, el
cambio de vida se debió a algo más que haber encontrado una esmeralda de
extraordinario valor. Me hubiera gustado decirles que Fabriciano pudo haber
vendido esa hipotética esmeralda, con la cual se preparó, tuvo una carrera y
con mucho esfuerzo, se convirtió en un empresario local. No fue así, recuerden
que les dije que él aprendió la ley de que “no hay ley”. El ascenso de
Fabriciano al poder fue a través de la ruta expedita que la tentación humana
encuentra cuando da rienda suelta a sus instintos. El viaje es rápido,
embriagante, fascinante, de resultados extraordinarios, pero con finales
inciertos. Ése es el momento en que vive Fabriciano, el momento en que usted lo
conocerá. Irónicamente, él se cree fuera de la mina, pero está dentro, él está
de vuelta a un oscuro túnel y no se sabe si sobrevivirá, por lo menos así se
irá sintiendo a medida que su propia terquedad no le permita ver lo que ya es
evidente: Se equivocó demasiado.
Conocer la historia de Fabriciano no es
fácil, te deja pensando muchas cosas. Una de las ideas que pensé, fue otra
ironía en la vida de este personaje. Se me olvidó detallar que por ejemplo,
Fabriciano lleva un anillo de esmeraldas en su mano: Llamativo, imponente, que
subraye su poder en el negocio. El detalle es perfecto, me imagino a Fabriciano
diciendo sus frases, con ese anillo de esmeraldas en su mano, lo visualizo en
su imponente oficina con ese anillo o recordando su turbio pasado, llevando su
mano a su rostro en un momento de consternación, con esa esmeralda enmarcando
su dedo. Voy a añadir ese toque a la descripción de Fabriciano en la novela,
pero lo sorprendente es que no hizo falta ese anillo, para que en toda la
trama, la esencia de este personaje se hiciera sentir. Sus gestos, sus
palabras, sus frases, su pasado, todo, te hace entender su dilema, el de muchos
al fin de cuentas: Qué hemos hecho, qué tan lejos hemos llegado, cómo nos hemos
dejado envolver, por qué nos convertimos en nuestro peor enemigo. Quizás al
igual que Fabriciano, no hemos llevado un anillo de esmeraldas que demarque que
hemos hecho lo que se nos ha dado la gana, a lo mejor hemos sido anónimamente,
sin que nadie se haya dado cuenta, el mandamás de nuestras propias vidas.
¿Quién lleva un anillo de esmeraldas
dentro del oscuro túnel de su existencia? En pocas palabras: ¿Quién piensa
tener el control de su vida, cuando no sabe ni a dónde va? Imagínense a un tipo
como Fabriciano con lo poco que les he contado de él que ya dice mucho sobre su
persona, con su anillo de esmeraldas, de regreso a las profundidades de una
mina, entre oscuridad, calor, poco oxígeno más el cansancio por una vida
desenfrenada y el impacto de haber descendido de la silla de poder ejecutivo a
los riesgos y pesares de los estratos más bajos. De qué le va a servir ese
anillo de esmeraldas en su vida, de qué le va a servir en esa mina, ¡si lo que
él quiere es salir de ahí! El final es incierto, con muchas probabilidades de
ni siquiera salir de ahí con vida, pero puede ser que Fabriciano en medio de su
desesperación, se detenga por el oscuro camino del túnel y el destello de la
esmeradla en su mano, le regale un segundo de esperanza. Puede ser que él se
quite ese anillo y se lo lleve a su boca, tal cual lo hacía en sus tiempos de
juventud minera, y se ponga la meta, para que no lo tiente la desesperación, de
salir de ese túnel como sea, llevando la esmeralda dentro de sí, entre sus
dientes, para que nadie se la quiete o la deje caer. Puede ser que Fabriciano
se diga: Es ahora o nunca, salgo de ese túnel como sea, caramba, y a mí esa
esmeralda nadie me la quita, como nadie me va a quitar mi vida. Para
situaciones extremas, reacciones extremas y la lucha por la esperanza demanda
en los peores momentos, detenerse para agarrar fuerzas y proponerse salir
adelante. Pero para hacer eso hay que quitarse antes la soberbia: Ése anillo de
esmeraldas que nadie ve, pero que gobierna erróneamente la vida de tantos, como
Fabriciano.
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