#HistoriasCortasTCE No. 36:
“Llegada-Parte 3”.
Viene de:
#HistoriasCortasTCE No. 36: “Llegada-Parte 2”.
Atardecer en la zona esmeraldífera-Puerta principal de la
Hacienda La Casona.
Rosa y Laura se
despedían de César y Simona.
-Laura: Gracias por todo, César,
estamos más que complacidas por la gran ayuda que nos han proporcionado para el
reportaje. Agradézcanle a Ernesto también de nuestra parte, por favor.
-César: Con gusto lo haré, pero no sé
dónde estará Ernesto, para variar, lo dejo haciendo un trabajo y luego se
desaparece; lástima que no lo hace totalmente del planeta tierra para no
tenerlo que ver más nunca en mi vida.
-Simona: Ay, Dios mío, no hay forma
que cada vez que uno se refiere del otro, no digan algo negativo. Por algo yo le decía a Doña Nidia que
estuviera pendiente, pero nadie me hizo caso....La Biblia dice: “Instruye al
niño en su camino y aun cuado fuere viejo, no se apartará de él” (Proverbio 22,
6)...Pero aquí nadie me escucha.
-Rosa: Los hermanos casi siempre son
así, Doña Simona, las rivalidades nunca faltan.
-Laura: No será que es el típico caso
de celos, el hijo mayor que no quiere compartir a sus papás y el hijo menor que
no quiere dejar de ser el consentido.
-César: Jamás fue así y Simona no me
va a dejar mentir. Cuando Ernesto
nació, yo tenía casi cinco años y estaba
feliz de tener un hermanito, el problema es que a medida que Ernesto crecía,
todo lo que yo tenía, él lo quería tener. Y cuando iba aprendiendo a caminar,
hablar y demás, fue peor; hubiera sido
más feliz con una piraña como mascota.
-Simona: Ay bendito Dios, ven lo que
yo digo. La manera que tienen de
expresarse uno del otro.
-Laura: Yo sí hubiera querido tener
hermanos.
-César: Así que eres la consentida de
papá y mamá, entonces.
Con voz seria,
Laura aclaró.
-Laura: Sólo de mi papá.
Rosa cambió el
tema.
Rosa: Y bueno, César, qué de tus
hermanos menores....
-César: Dos palabras: sin
comentarios. Bueno, las acompaño al
auto. Por aquí, por favor.
César y Simona escoltan a Laura y Rosa
hasta la camioneta en la que ambas se irían de la hacienda de los Rosales De la
Vega.
***
Atardecer en la zona esmeraldífera. Entrada principal de la hacienda La Casona.
Tras ver marchar la camioneta, Simona se
dirige a César, aquel hombre que ella vio nacer en esa misma hacienda hace 40
años. Como toda mujer observadora y
sabia, ya había notado la cordialidad especial de él hacia Laura, la
periodista.
-Simona: ¿M’hijo, a qué
día estamos?
-César: A martes cuatro , si no me equivoco.
-Simona: O sea que el
próximo sábado es ocho y el de más arriba quince.
-César: Sí, ¿por qué la
consulta?
-Simona: Porque tengo que
ir el quince a la ciudad para la boda de cierta persona.
-César: A ver, Simona, qué
me quieres decir con eso, háblame claro y tajante como siempre lo has hecho
conmigo.
-Simona: Que es mejor que
mires para el cielo, en vez de ojos ajenos....tú sabes a qué me refiero. César,
inclina tu corazón hacia la prudencia, para que halles sabiduría.
-César: ¡Ay, mi
Simona! Estás viendo lo que no es y
pensando lo que no existe.
-Simona: Vamos a echarle
la culpa a mi edad, pero acuérdate, que dice Dios sobre su sabiduría:
“Engrandécela y ella te engrandecerá; ella te honrará cuando tú la hayas
abrazado”. (Proverbio 4,8). Que no se te olvide muchachito….
Melissa G.
Continúa en la siguiente
#HistoriasCortasTCE No.36-Parte 4 ......
*Les comparto el 1o artículo de #MisNotasTCE: "¿Por qué escribí la novela #Tentación, Color Esmeralda?".
*Les comparto el 1o artículo de #MisNotasTCE: "¿Por qué escribí la novela #Tentación, Color Esmeralda?".
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