El inicio de la Historia: Búsqueda.

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Una foto y un escándalo que evitar; lo demás no es tan simple a la vista.

jueves, 19 de enero de 2017

#HistoriasCortasTCE No. 41: “Palabra de Zar-Parte 4”.


#HistoriasCortasTCE No. 41: “Palabra de Zar-Parte 4”.


Viene de: #HistoriasCortasTCE No. 41: “Palabra de Zar-Parte 3 ”.

Recámara de Doña Nidia, Mansión de los Rosales De la Vega.

   Nidia termina de arreglar y escoger su vestuario para la semana con una de sus empleadas: Azucena.

    Con profunda nostalgia, la madre de César comenta.

-Nidia: Bueno, listo, ya está todo arreglado y escogido, ya sé que ropa voy a usar esta semana, desde el vestido hasta los accesorios.  Qué te parece, Azucena, la manera en que me entretengo en las noches: Los lunes el vestuario, el martes el club gastronómico, el miércoles las damas de beneficencia nacional, el jueves la tarde de té en el club, el viernes el club de flores y jardines.  Los fines de semana ver qué fiesta hay dentro de los círculos sociales para asistir y así llega el domingo, el día con  la noche más aburrida para mí; para regresar al lunes....

-Azucena: ¿La señora me necesita para algo más?

-Nidia: No, Azucena, gracias por tu ayuda.

   La empleada de servicio se disponía a salir cuando la muy entristecida Nidia la vuelve a llamar.

-Nidia: Azucena, disculpa la curiosidad, ¿estás enamorada?

-Azucena: Bueno, novio, novio, no tengo.  Pero hay un muchacho, es mecánico, que a veces me llama.  Ah, hemos salido unas dos veces, pero como amigos, Doña Nidia. 

-Nidia: Sí, pero me imagino que cuando lo ves sientes un cosquilleo que no sientes con cualquier amigo.  No, no te sonrojes, yo sé como se siente eso, igualito que en las historias de amor, que en la televisión o en el cine..... ¿Te gustan las historias de amor, Azucena?

-Azucena: Sí, señora, precisamente dentro de un rato voy a ver una, la anunciaron desde la semana pasada por la NCT.



-Nidia: Me imagino que quizás en esa historia de amor,  los villanos son ricos y poderosos, tratan de separar a la humilde muchacha enamorada del muchacho joven millonario.  O al revés, la muchacha es poderosa y el hombre trabajador; pero nunca o casi nunca los pobres son los malos y los ricos los inocentes, los abusados.  ¿O me equivocó?

-Azucena: No, señora, que yo sepa nunca vi o escuché de una historia así.

-Nidia: Yo sí, y me la sé con lujos de detalles.

-Azucena: Sí, y cómo se llamó esa historia y cuándo la dieron....

-Nidia: Esa historia es de más de cuarenta años y no tiene título.  Pero te la puedo contar, porque yo fui parte de ella.
        Hace más de cuarenta años, llegaba de mi viaje por Europa a la hacienda de mi padre, Don Nicanor de la Vega.  Había recibido esa gira por Europa como regalo de graduación de la escuela, y me sentía con ganas de vivir.....


***



Más de Cuarenta años atrás, en la zona Esmeraldífera.  Hacienda La Casona, terraza de la hacienda.

    Nidia era una muchacha de unos 18 años, recién graduada de bachiller en letras y filosofía de prestigioso colegio católico, que tras irse de viaje post-graduación escolar; llegaba a la hacienda de su padre, Don Nicanor, en las inmediaciones de la zona esmeraldífera.  Su confidente y amiga, la hija de la ama de llaves, Simona; conversaba con Nidia en la terraza de la casa.  Ambas eran de la misma edad, pero de mundos diferentes.

-Simona: Niña Nidia, cómo le fue en el viaje, por allá en Europa.  ¿Eso debe ser bien bonito, verdad?

-Nidia: Muy bonito, Simona, pero algo medio aburrido, sobre todo si uno se tiene que pasar de reunión en reunión con la alta sociedad Europea.  Si las fiestas aquí son aburridas, allá son peores.

-Simona: Bueno, pero su papá está que no acabe de orgulloso porque usted ya terminó la escuela, ya sacó su título de bachiller, niña Nidia; Don Nicanor anda repitiendo a cada rato que usted es bachiller en letras y filosofía de un colegio de religiosas bien prestigioso, por eso dice que la va a mandar a estudiar a una universidad bien grande y bien cara.


-Nidia: Así parece, de nuevo a empacar maletas.  Pero antes, déjame concentrarme en mis vacaciones aquí.  ¿Qué ha habido de nuevo por esta casa, por la hacienda La Casona?

-Simona: Lo de siempre, niña Nidia, su papá que viene y va, trabajando y viajando.  Y los obreros de la mina sacando esmeraldas como locos y rogando que un día sin que su papá se dé cuenta, puedan quedarse con una pieza grande que los saque de pobres.

      Cerca donde  ambas jóvenes estaban, pasaba un minero de unos veinte años, cuyo aspecto sucio y gastado por el trabajo, no ocultaba del todo el color dorado de sus cabellos y lo celeste de sus ojos. Nidia preguntó por él ya que aquel muchacho se acercaba hacia ellas.



-Nidia: ¿Quién es ese muchacho que viene hacia nosotras, Simona?  No debe estar por aquí, a mi papá le enfurece que gente que no labora en la casa, pise la hacienda.

 -Simona: Ése es mi amigo Fabriciano y debe estar por aquí para hablar con su mamá, Doña Dulcidia, la planchadora.  Parece que la pobre Doña Dulcidia no encuentra a Carmelo, el hermano de Fabriciano.  Ese condenado debe estar bien borracho en alguna cantina.

     El joven minero, de profundos ojos celestes y cabellos rubios, saluda a las bellas damas.

-Fabriciano: Buenos días. ¡Pero, Simona....no me habías dicho que te robaste un pedazo de cielo!

    El joven Fabriciano Rosales mira a la tímida Nidia con una pícara sonrisa, mientras se presenta.  


-Fabriciano: ¡Mucho gusto, mi bella señorita; Fabriciano Rosales, para servirle!

  Nidia no dijo ninguna palabra.  Se sintió cohibida.

-Simona: ¡Qué haces aquí, Fabriciano, seguramente dándole noticias de Carmelo a tu mamá, porque los dos se fueron a beber de nuevo anoche! Te recuerdo que a Don Nicanor no le está gustando nada que tú y tu hermano se vayan a fiestar y lleguen a dormir aquí como si fuera un hotel.  Deben estar agradecidos que por caridad, Don Nicanor los metió a trabajar a la mina, cuánta gente hay tratando de ser obrero de LA PRÓSPERA.

-Fabriciano: Simona, no te preocupes por mi hermano Carmelo y por mí, nosotros estamos bien grandecitos ya, sabemos lo que hacemos. Voy a hablar con mi mamá y me voy de vuelta a la mina.  Con su permiso, hermosa princesa, su humilde esclavo se retira.

   Una voz fuerte que retumbaba las paredes y unos pasos con una armonía casi perfecta, se escucharon: 

-Voz de Don Nicanor: ¡NIDIA, HIJA, DÓNDE ESTÁS, HIJA!


Melissa G.

Continúa en la siguiente #HistoriasCortasTCENo.41-Parte 5......

Esta #HistoriaCortaTCE incluye un extracto de la novela completa para seguirles presentando el mundo de la historia: "Tentación, Color Esmeralda".  En los anteriores relatos encontrarás también momentos de esta novela, a modo de una Introducción.  Espera la trama completa muy pronto con su 1o Parte: "Búsqueda".....

Recomendadao para ti: #ESPECIAL No. 2: "Lo mejor y lo que viene: #HistoriasCortasTCE”.

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